domingo, 16 de febrero de 2014

Texturas y recuerdos

Pasó la mano por la arrugada madera del puente. Le recordó a la vieja piel de su bisabuela, mientras reposaba en aquel sillón rojo y pasaba horas mirando los cuadros de la pared de enfrente.
De repente se levantó mucho viento, y no supo si las ráfagas corrían dentro o fuera de sí misma. Cerró los ojos un momento, y deseó que fuera Diciembre otra vez, para ver los copos de nieve caer desde su vera y comer galletitas con mermelada... pero al instante siguiente recordó que cuando algo o alguien muere ya no regresa nunca más. Por mucho que lo desees, ya no vuelve jamás.
Se sentó en la barandilla del puente de madera y tiró al agua unas piedras que se había guardado en los bolsillos de la parka de camino allí. Se quedó un rato con la mirada clavada en su propio reflejo que temblaba, hasta que las ondas cesaron y se extinguieron, y seguidamente se arrepintió de haber arrojado las piedrecitas al río. ¿Por qué está todo condenado a desaparecer algún día?